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A partir de este año, todos los municipios de más de 50.000 habitantes (e islas con más de 20.000) deberán contar con una zona de bajas emisiones (ZBE). El objetivo de las ZBE es contribuir a mejorar la calidad del aire y mitigar el cambio climático, además supondrá una mejora de la calidad de vida urbana, impulsando una movilidad más sostenible e inclusiva con menor impacto en la calidad del medio ambiente sonoro.
En este contexto, IoTsens, empresa de Grupo Gimeno especializada en soluciones globales de IoT, acaba de lanzar un nuevo producto que combina la medición de la calidad del aire con la medición del nivel de sonido en un mismo dispositivo.
Por un lado, cuenta con un conjunto de sensores ambientales que recolectan diferentes variables para evaluar las condiciones del aire que lo rodea. Así, es capaz de medir la concentración de CO, SO2, NO2, O3, NO, H2S, CO2, las partículas suspendidas en el aire (PM2.5 y PM10), la presión barométrica, la humedad y la temperatura.
Por otra parte, este puntero dispositivo permite recoger datos detallados de su actividad sonora en una determinada zona, tanto abierta como cerrada, ofreciendo la posibilidad de monitorizar y prevenir la exposición a niveles altos de ruido.
Por tanto, algunos de los beneficios de este nuevo desarrollo son la obtención de datos sobre la concentración de partículas y los principales gases contaminantes, la medición continua del nivel de ruido del entorno y la posibilidad de tomar decisiones rápidas y adecuadas a través de la interpretación de los datos. Además, la compañía ofrece máxima flexibilidad para establecer diferentes protocolos de comunicación según las necesidades cada proyecto.
También cabe destacar, el software creado específicamente para el seguimiento, mediante KPIs, de las variables que regulan las ZBE, según normativa de la OMS. Gracias a esta plataforma es posible obtener los datos horarios y diarios de estas variables, así como sus correspondientes cálculos para saber si los niveles cumplen o no con la normativa.
Por tanto, ese nuevo desarrollo va a permitir a las ciudades realizar un seguimiento en tiempo real de la contaminación ambiental que les facilitará materializar el objetivo de las zonas de bajas emisiones: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y partículas contaminantes de los vehículos a motor con combustible fósil, contribuyendo así a los objetivos de desarrollo sostenible, a la mejora de la calidad del aire y de los niveles de ruido.