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Ya iniciado el nuevo año, surge una pregunta acuciante: ¿cuáles son las tendencias que configurarán el futuro de nuestra industria? El Dr. Volker Rehrmann, Vicepresidente Ejecutivo y Director de TOMRA Recycling, líder mundial en soluciones de clasificación basada en sensores, ofrece valiosas perspectivas sobre las principales tendencias en el ámbito de la clasificación y el reciclaje.
La tecnología de Deep learning seguirá configurando la industria del reciclaje en 2025. El año pasado, este tipo de inteligencia artificial (IA) logró importantes hitos en lo referido al proceso de clasificación, como es lograr la separación de plásticos aptos y no aptos para contacto alimentario.
La tecnología de Deep learning está preparada para abordar tareas de clasificación cada vez más complejas y expandirse a nuevos segmentos, como la clasificación de metales; para alcanzar nuevos niveles de eficiencia y sostenibilidad en la industria del reciclaje.
Los sistemas tradicionales, que siguen siendo fundamentales gracias a décadas de perfeccionamiento, se centran en la clasificación por tipo de material (sensores NIR) o color (sensores VIS). El valor de la tecnología de Deep learning reside en el reconocimiento de objetos mediante cámaras a todo color que reconocen los tipos de objetos en función de otras características como su forma, tamaño, dimensiones, etc. Así, sistemas como GAINnext™ de TOMRA utilizan la tecnología de Deep learning para imitar la visión humana y pueden entrenarse con precisión para automatizar tareas de clasificación que antes se realizaban manualmente.
En 2025, la IA avanzada y las tecnologías en la nube se utilizarán cada vez más para analizar los residuos y mejorar la transparencia del proceso de clasificación. Plataformas como TOMRA Insight recopilan datos directamente de los sistemas de clasificación, mientras que herramientas como el analizador de residuos de PolyPerception utilizan cámaras para la supervisión y caracterización de residuos en tiempo real en puntos clave de clasificación.
Los sistemas de digitalización en líneas de clasificación hacen posible un seguimiento y un análisis detallados de los objetos. Estos sistemas permiten a los operadores y a las plantas de reciclaje tomar decisiones basadas en datos para mejorar la calidad de la producción, evitar la pérdida de material y prevenir posibles interrupciones. Las ventajas derivadas de esto son un aumento de los rendimientos del proceso, así como el cumplimiento de los estándares regulatorios.
El Reglamento europeo sobre envases y residuos de envases (European Packaging and Packaging Waste Regulation o PPWR por sus siglas en inglés) será un elemento crítico en 2025 debido a su gran repercusión en el sector.
Ante el inminente objetivo para 2030 de reciclar el 70 % de todos los envases, las empresas deben adaptarse urgentemente a los estrictos requisitos de reciclabilidad y solidez de las infraestructuras. El Reglamento sobre envases y residuos de envases obliga a que los envases de plástico contengan entre el 10 y el 35 % mínimo de material reciclado para 2030 —en función del tipo de plástico y su uso previsto—, con objetivos aún más ambiciosos para 2040.
El PPWR y sus objetivos impulsarán a las empresas a ser innovadoras en el ámbito del ecodiseño y las tecnologías de reciclaje, en particular el reciclaje mecánico avanzado y el reciclaje químico.
El PPWR de envases empuja a la industria a planificar los cambios en sus procesos para adaptarse a esta nueva normativa y fomenta la inversión. El PPWR ayudará al incremento de la demanda de contenido reciclado para plásticos, lo que puede contribuir a estabilizar los precios de los materiales reciclados. Así se prevén avances positivos en este sentido este mismo año.
La descarbonización seguirá siendo una prioridad en 2025, sobre todo en el sector del aluminio. Muchas grandes empresas se han comprometido a alcanzar objetivos de cero emisiones netas, lo que impulsa la demanda de aluminio reciclado y de materias primas de alta calidad.
El uso de aluminio reciclado supone un importante ahorro de CO2 en comparación con otros materiales. Conseguir un aluminio "verde" requiere una mayor clasificación del aluminio y una mayor granularidad, como la separación de las aleaciones de aluminio (series 1xxx, 3xxx, 5xxx o 6xxx) en fracciones de alta pureza. La tecnología LIBS (espectroscopia de plasma inducido por láser) sigue siendo pionera en este ámbito, y TOMRA tiene previsto instalar varios sistemas AUTOSORT®PULSEen todo el mundo en 2025.
Mientras que el reciclaje de plásticos, residuos orgánicos y aluminio está bien consolidado, el reciclaje de otros flujos de materiales está aún en pañales y atraerá la atención en 2025.
Por ejemplo, las tecnologías de clasificación de la madera permiten ahora producir materiales reciclados de calidad equivalente a la de las materias primas originales. Ya es posible separar la madera procesada de la no procesada y recuperar con eficacia los tableros de fibra de densidad media. Este año podrían aplicarse estas soluciones a escala industrial. Del mismo modo, los avances en el ámbito del reciclaje textil están a punto de mostrar lo que es tecnológicamente factible, allanando el camino para su adopción a mayor escala.
Desde innovadoras tecnologías de clasificación hasta cambios normativos, 2025 promete ser un año de transformación para la industria del reciclaje.
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