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En los últimos años, el hidrógeno renovable ha ganado protagonismo, impulsado por los ambiciosos objetivos climáticos a nivel internacional. Esta tendencia ha convertido al hidrógeno en una oportunidad clave para el sector industrial, especialmente en un contexto donde la descarbonización de las economías y la seguridad del suministro energético son unas necesidades urgentes. Así, las tecnologías vinculadas al hidrógeno se han posicionado como una solución con el potencial de transformar diversos sectores, situando a la industria en el centro de la transición hacia un modelo energético más sostenible.
Frente al reto de convertir al hidrógeno renovable en una solución real, una de las mayores fortalezas de estas tecnologías es su versatilidad; el hidrógeno puede desempeñar un papel crucial en la descarbonización de industrias que han sido tradicionalmente difíciles de electrificar y que aún dependen en gran medida de los combustibles fósiles, como la siderurgia, la industria química y la industria pesada en general. La posibilidad de sustituir el uso de combustibles fósiles en procesos de alta demanda energética abre nuevas oportunidades para una producción más sostenible, que las empresas del sector no deben ignorar. Además, en industrias como la química, el hidrógeno renovable no solo se podrá utilizar como combustible, sino que también existe la posibilidad de utilizarlo como materia prima en diversos procesos (directamente, o a través de derivados como el amoníaco o el metanol renovables), lo que refuerza aún más su potencial.
En este contexto, el hidrógeno renovable no solo promoverá la sostenibilidad del sector industrial, sino que también incrementará su competitividad a nivel global. Es decir, aquellas empresas que adopten tempranamente esta tecnología estarán mejor preparadas para cumplir con normativas medioambientales cada vez más estrictas y para acceder a nuevos mercados que prioricen la sostenibilidad, a la vez que se asegurarán de un suministro local. Sin embargo, para que esto se materialice, España debe seguir capitalizando y fortaleciendo las ventajas competitivas con las que ya cuenta, como su gran potencial renovable, industrial y tecnológico, lo que le permitirá consolidarse como líder en el desarrollo de toda la cadena de valor del hidrógeno renovable.
Es fundamental, además, implementar una serie de medidas clave para que nuestro país pueda aprovechar la situación en la que se encuentra. Hoy son necesarios incentivos fiscales que promuevan la inversión en tecnologías relacionadas con el hidrógeno y su demanda, la creación de un marco regulatorio estable que proporcione seguridad jurídica, y, de igual importancia, la formación de profesionales especializados en este ámbito. También resulta crucial desarrollar una cadena de suministro nacional que permita reducir costes y mejorar la eficiencia en la producción, distribución y uso del hidrógeno, lo que se traducirá en una oportunidad para la industria.
Por ello, desde la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2) seguimos trabajando para reunir a los actores clave del sector y promover el desarrollo de este vector energético, que debe ser el motor de este cambio. El despliegue del hidrógeno renovable será esencial no solo para alcanzar los objetivos climáticos, sino también para garantizar una transformación del sector industrial. Su adopción a gran escala va a marcar el inicio de un futuro más sostenible, seguro y competitivo.
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