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En el mundo actual, es cada vez mayor la preocupación por el uso de fuentes de energía sostenible para la climatización y agua caliente sanitaria. Si bien en España su adopción apenas está comenzado, muchos más propietarios están valorando esta opción para sus hogares. Pero, ¿en rentable instalar geotermia en una propiedad residencial? Para responder a esta pregunta, hay que considerar una serie de factores.
La energía geotérmica aprovecha el calor almacenado en el subsuelo para generar calefacción, refrigeración y ACS.
Para instalar este sistema, se colocan tuberías subterráneas con líquido caloportador y que son las encargadas de captar el calor del terreno para transferirlo a una bomba de calor geotérmica, que aumenta la temperatura del fluido y lo distribuye por la vivienda. Aunque normalmente se usa para generar calor, cuando llega el verano el proceso se puede invertir para refrigerar el hogar.
La Environmental Protection Agency de Estados Unidos (EPA), indica que esta es la tecnología de climatización de edificios más eficiente y menos contaminante, con la que se puede ahorrar hasta el 70% de energía en modo calefacción y hasta el 50% en refrigeración.
Instalar un sistema de geotermia en casa puede ser una opción rentable, pero esto en realidad depende de varios factores, entre ellos, el tipo de vivienda, la demanda energética y el coste inicial de la instalación.
Veamos los aspectos más relevantes sobre la rentabilidad de este tipo de energía renovable:
La instalación de un sistema de geotermia en una vivienda unifamiliar suele costar entre 15.500 € y 31.500 €, dependiendo del tamaño y las características del inmueble. Por ejemplo, para una vivienda típica de 200 m², se estima que el coste ronda los 20.000 €.
Más allá de la inversión inicial, los sistemas geotérmicos suponen un importante ahorro, puesto que, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDEA), pueden reducir el consumo energético hasta en un 75% en comparación con sistemas tradicionales como gas natural o gasóleo. Por supuesto, este es el principal atractivo de la geotermia.
Las bombas de calor geotérmicas tienen un coeficiente de rendimiento (COP) de entre 4 y 5, lo que quiere decir que, por cada kWh de electricidad consumido, generan entre 4 y 5 kWh de energía térmica. En este sentido, una vivienda que antes gastaba 2.100 € al año en calefacción podría reducir su factura a aproximadamente 600 € al pasarse a la geotermia.
De acuerdo con la Agencia Energética del Gobierno Vasco, el ahorro de energía acumulado puede amortizar la inversión inicial en un plazo de 10 años, dependiendo del uso y la eficiencia del sistema. Tras este periodo, los propietarios pueden disfrutar de ahorros importantes en sus facturas de electricidad.
Las bombas de calor geotérmicas normalmente tienen una vida útil de entre 20 a 50 años, lo que hace de ellas una opción duradera. Además, requieren un mantenimiento mínimo cuyos costos anuales son generalmente bajos, de manera que siguen siendo rentables a largo plazo.
La geotermia es una fuente renovable que no genera emisiones directas de gases de efecto invernadero al usarla. De hecho, según se indica en la web de Repsol, una planta geotérmica de unos 10 MW puede producir la energía que necesitan más de 23.000 viviendas, evitando la emisión de 57.000 toneladas de CO2 anualmente.
Por lo tanto, es una solución para la transición energética en la UE, donde se proyecta que esta tecnología sea clave para alcanzar los objetivos de neutralidad climática para 2050, de acuerdo con lo señalado por Zsolt Kükedi y Thomas Kattnig con base en la postura adoptada por el Comité Económico y Social Europeo (CESE) en octubre de 2024.
El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España incluye subvenciones para la transición ecológica, que impulsa el despliegue de las energías renovables, entre ellas, la geotermia.
Estas ayudas, gestionadas a través de los fondos europeos Next Generation, pueden cubrir poco menos de la mitad del costo de instalación, acelerando la adopción de esta tecnología y mejorando aún más la rentabilidad del sistema. Asimismo, existen deducciones fiscales en la declaración de la renta que pueden beneficiar a los propietarios.