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Ayer acudíamos un año más al EcoEncuentro organizado por Recyclia. En el evento se presentó el V Informe Anual de Recyclia sobre tendencias en la industria del reciclaje de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) y pilas en España, en el que se subraya así la importancia de las denominadas materias primas secundarias en la reducción de la dependencia de nuestro país en el abastecimiento y en la diversificación de las fuentes de suministro actuales.
En el año 2030, el reciclaje de baterías de vehículo eléctrico en España proporcionará el 84,5% y el 60,2% del volumen de litio y cobalto, respectivamente, que necesitarán las nuevas baterías que se produzcan ese mismo año. En concreto, el reciclaje de las baterías de estos vehículos recuperará ese año 9.400 toneladas de materias primas fundamentales que permitirían fabricar 33.000 baterías sin necesidad de extraer nuevos recursos de este tipo.
Estas son algunas de las conclusiones del ‘V Informe Anual de Recyclia sobre Tendencias en la industria del reciclaje de RAEE y pilas en España’, que analiza el papel estratégico de esta actividad en el suministro de materias primas críticas. Así, también refleja que esta actividad aportará el 7,4% y 9,5% de las toneladas de aluminio y níquel, respectivamente, que demandará la producción de nuevos aparatos en nuestro país en el año 2030.
Esta quinta edición del informe de Recyclia subraya así la importancia de las denominadas materias primas secundarias -las recuperadas mediante su reciclaje y reintroducidas en el proceso productivo- en la reducción de la dependencia de nuestro país en el abastecimiento y en la diversificación de las fuentes de suministro actuales.
A este respecto, cabe señalar, recoge el informe, que actualmente España es totalmente dependiente del exterior en el suministro de algunas materias primas fundamentales como el aluminio o el níquel. Esta dependencia también es elevada en el caso de minerales metálicos (ratio de dependencia del 68%); oro, plata y platino (49%); metales no férreos (33%); y, en menor medida, cobre y zinc (14%).
Además, nuestro país presenta una elevada concentración de las importaciones (pocos países proveedores) de estas materias primas. Así el 85,5% del oro, la plata y el platino y el 68% del níquel importados por nuestro país proceden de Marruecos y Brasil, respectivamente.
Según José Pérez, consejero delegado de Recyclia, “la adopción de tecnologías que faciliten las transiciones verde y digital está aumentando extraordinariamente la demanda de materias primas fundamentales para implementar tecnologías vinculadas con las energías renovables y la movilidad sostenible. Ante esta demanda, -continúa Pérez- el reciclaje de RAEE y pilas se consolida como un eslabón clave para una cadena de suministro estable y resiliente en un mercado como el comunitario que aspira a reforzar su autonomía estratégica en 2030, con el objetivo de no importar más del 65% de las materias primas críticas ese año”.
Al igual que las anteriores, la quinta edición del informe de Recyclia actualiza los principales datos de recogida y reciclaje de residuos electrónicos y de pilas y baterías en nuestro país con los últimos datos disponibles, correspondientes al año 2021. En el caso de los residuos electrónicos, se recogieron 413.300 toneladas ese año, un 5% más que en 2020.
Esta cifra representa el 47,8% de las toneladas de aparatos electrónicos puestos en el mercado en el trienio anterior (2018-2020), lo que coloca a España por delante de países de nuestro entorno como Alemania (44,1%) e Italia (36,5%). Asimismo, la tasa de crecimiento de las toneladas de estos residuos recogidas en nuestro país se sitúa en el 11,32% entre 2019 y 2021, superando en 0,6 puntos porcentuales la media de la Unión Europea y situándose solo por detrás de Francia (+17,46%).
Por lo que se refiere a pilas y baterías, su recogida y reciclaje registró un máximo histórico en el año 2021, con 297.700 toneladas, lo que representa un crecimiento del 8% respecto a 2020.
El informe destaca que prácticamente la totalidad de los productores e importadores de aparatos eléctricos (98,9%) y de pilas y baterías (96,7%) están adheridos a un sistema colectivo para cumplir con su obligación de gestión de estos residuos.
Por último, el informe constata que la actividad del reciclaje de residuos electrónicos y de pilas y baterías se mantiene estable en nuestro país en cuanto a generación de impacto económico con un Valor Añadido Bruto (VAB)[1] de 1.360 millones de euros en 2023. Asimismo, empleó a 23.500 profesionales a jornada completa y aportó 231 millones de euros a las arcas públicas, en concepto de impuestos y cotizaciones sociales.
[1] Magnitud que mide el valor total producido por un sector descontando los impuestos indirectos y los consumos intermedios.
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