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El Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha firmado con Iberdrola un préstamo de 120 millones de euros para financiar el desarrollo de proyectos de investigación e innovación en materia de tecnologías energéticas con el fin de contribuir y acelerar la electrificación y la descarbonización de la economía.
La financiación del BEI servirá para impulsar la innovación en proyectos de tecnologías de energías renovables como solar fotovoltaica, hidroeléctrica y eólica, así como proyectos de tecnologías de hibridación y usos agro voltaicos entre otros. También se estudiarán y desarrollarán tecnologías para la descarbonización de la demanda, como el hidrógeno verde o las bombas de calor. Asimismo, se investigarán nuevas soluciones para facilitar la integración y la gestión de las renovables, potenciar el almacenamiento y optimizar la eficiencia energética a lo largo de toda la cadena de valor.
En el área de las redes, la inversión se destinará a proyectos de digitalización, gestión avanzada de datos y electrónica de potencia para el fomento de las redes inteligentes. También se incluyen iniciativas destinadas a incrementar la ciberseguridad y la resiliencia de estas redes. En el área comercial, los proyectos contribuirán al desarrollo de soluciones inteligentes y personalizadas para promover el autoconsumo y la movilidad eléctrica.
Estas iniciativas se enmarcan en el plan estratégico 2024-2026 de la compañía para acelerar su descarbonización y contribuir a la electrificación y digitalización de la economía global.
El acuerdo de financiación contribuye a la cohesión económica, social y territorial, puesto que se estima que alrededor del 27% del total de la inversión asociada se destinará previsiblemente a regiones cuya renta per cápita se sitúa por debajo del promedio de la Unión Europea.
En 2023, el Grupo BEI otorgó financiación por un valor superior a los 21.000 millones de euros destinada a la seguridad energética en Europa. En España, este objetivo alcanzó en el mismo ejercicio la cifra de 4.513 millones de euros, que se destinaron a la financiación de proyectos de energía renovable, eficiencia energética, redes eléctricas y sistemas de almacenamiento entre otros. Estas inversiones están ayudando a Europa a acelerar la transición hacia el uso de energías sostenibles y a reducir su dependencia de las importaciones de combustibles fósiles.
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