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Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), América Latina genera anualmente más de 17 millones de toneladas de residuos plásticos, de los cuales solo un 10% es reciclado adecuadamente. El Banco Mundial indica que esta región ha experimentado un crecimiento económico que, aunque ha impulsado mejoras en la calidad de vida, también ha llevado a un aumento en la producción y consumo de productos plásticos.
Desde la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, ALADYR, explican que el tratamiento de aguas residuales es clave para abordar este desafío dado que estos efluentes contienen plásticos y microplásticos provenientes de artículos cotidianos como la ropa y empaques de comestibles.
Actualmente, solo el 20% de las aguas residuales en América Latina son tratadas adecuadamente antes de ser descargadas en ríos y mares, según el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe. Esta deficiencia en la gestión de aguas residuales representa una amenaza directa para los ecosistemas marinos y la salud pública, puesto que facilita la acumulación de microplásticos en el ambiente acuático.
Para alcanzar las metas del Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe, se necesitará una inversión significativa en infraestructura, incluyendo la mejora y expansión de los servicios de agua y saneamiento. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, la región debe invertir al menos el 0.50% de su PIB anual en la mejora y mantenimiento de la infraestructura de tratamiento de aguas residuales hasta 2030 para cerrar las brechas de acceso y mantener la calidad del servicio.
Los representantes de ALADYR hicieron un llamado a los líderes de la región a comprometerse con políticas más estrictas e inversiones sostenibles para proteger los océanos y la salud pública. Advirtieron que “sin acciones concretas y coordinadas, los costos ambientales, económicos y de salud seguirán escalando”.