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La propuesta del grupo de Dinámica Fluvial e Hidrología, combina datos de los usos y características del suelo o la concentración de contaminantes en agua con la variabilidad de lluvias responsables de la escorrentía que lleva elementos contaminantes hasta el cauce.
Detectar los focos de contaminación que afectan al cauce de los ríos es fundamental a la hora de tomar medidas correctivas que garanticen la buena calidad de las aguas. Este es el objetivo, del grupo de Dinámica Fluvial e Hidrología de la Unidad de Excelencia María de Maetzu - Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba (DAUCO).
Esta información puede resultar muy útil a la hora de tomar medidas correctoras por parte de los gestores de las cuencas. El grupo ha centrado su estudio en una gran cuenca heterogénea y especialmente afectada por la contaminación vinculada al uso agrícola como es la del Guadalquivir.
Para ello se decidió utilizar un modelo existente basado en un índice de contaminación potencial difusa con datos de información geoespacial, usos del suelo, distancia al cauce, permeabilidad o pendiente del terreno, combinado con los datos de concentración de nitratos medidos en los últimos 26 años por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).
La gran novedad del método fue la inclusión de la variabilidad de precipitación como indicador, al ser la lluvia el motor que fuerza la generación de la escorrentía responsable del aporte de elementos contaminantes.
Del análisis de los datos se extrae, entre otras conclusiones, que los resultados del modelo coinciden con los medidos. Las zonas más cercanas a los cauces registran también un mayor índice de contaminación, especialmente el valle central del río Guadalquivir al ser una zona de uso agrícola. Por otro lado, se comprobó que en años lluviosos se produce mayor escorrentía y por tanto mayor contaminación que en años secos.