Empresas Premium
Un reciente estudio ha evaluado las consecuencias del uso de algunas sustancias empleadas para elaborar filtros solares, principalmente cremas, tanto para el medio ambiente como la para salud humana. Los resultados apuntan a que existe un riesgo potencial y que es necesario realizar estudios más específicos.
Los filtros solares UV (FUV) son sustancias empleadas en distintos productos tanto industriales como de cuidado personal (principalmente cremas solares) para prevenir los efectos nocivos de la radiación UV. Pese a resultar útiles en la protección frente a la radiación, se ha puesto el foco en estas sustancias porque podrían suponer un riesgo tanto para el medioambiente como para la salud humana, debido a que muchas de ellas se comportan como disruptores endocrinos, afectando a la alimentación, el crecimiento o la reproducción de varias especies acuáticas. “Su liberación al medio ambiente se debe principalmente a aportes directos a través del lavado de la piel humana en áreas recreativas, excreta directa o efluentes de las Estaciones Depuradoras de Aguas”, apunta la Dra. Yolanda Valcárcel, directora del grupo de investigación en Riesgos Químicos para la Salud y el Medioambiente (RiSAMA) y coautora del artículo publicado recientemente en la revista Marine Pollution Bulletin.
El estudio liderado por el grupo RiSAMA ha tenido como principales objetivos cuantificar y evaluar la presencia y el posible riesgo ambiental de los filtros solares en las playas de la Península Ibérica, siendo la primera investigación que se realiza en este ámbito geográfico. Además, se han analizado las posibles fuentes de origen, así como impacto en las playas de las costas portuguesas (Lisboa y Algarve) y españolas (Cádiz-Málaga y el Mar Menor, en Murcia), especialmente como consecuencia del crecimiento turístico que están sufriendo estas regiones.
En total, se seleccionaron 46 playas y se llevaron a cabo muestreos entre los meses de mayo y agosto de 2021 con el fin de evaluar la posible variación estacional. Además, se escogieron playas con diferentes niveles de influencia y actividades humanas para determinar los factores que pudieran influir en las concentraciones ambientales. “Tras el análisis de las muestras, detectamos la presencia de filtros solares en 43 sitios de los 46 investigados. Las muestras recogidas en el Mar Menor presentaron la mayor variedad de compuestos por muestra mientras que el resto contenía al menos uno de ellos”, explica Yolanda Valcárcel, quien añade que “esta área es una laguna semicerrada de agua salada muy afectada por los vertidos de las depuradoras y por la gran afluencia turística. Además, esta zona alberga dos sitios de muestreo donde se midió la mayor carga acumulada de sustancias en todo el estudio, como son las playas de San Pedro o Villananitos”.
Los resultados que se recogen en este estudio indican también que las variables que más contribuyen a la variación de la concentración de filtros solares son la afluencia de personas, la temporada de muestreo, si la zona es una bahía abierta o no, y el nivel de urbanización, lo que demuestra el vínculo entre la presencia de estos compuestos en el medio ambiente con zonas de alto turismo y el uso recreativo de lugares costeros. En este sentido, la investigadora señala que “los resultados obtenidos tanto para las concentraciones ambientales como para la evaluación de riesgos son consistentes con estudios previos, lo que destaca la ubicuidad de los filtros solares en el medio ambiente, particularmente en las aguas costeras”.
Mayor vigilancia y análisis de riesgos
El uso de los filtros solares está presente en el día a día, ya que se encuentran en productos de uso común. Sin embargo, estudios como el realizado por el grupo RiSAMA ponen de manifiesto la importancia de equilibrar su necesidad y aumentar vigilancia en diferentes zonas ambientales, incluidas las aguas costeras y playas, para evaluar los riesgos potenciales que ocasionan a nivel ambiental y proponer acciones para su adecuada gestión.
“Nuestro estudio proporciona más información sobre los filtros solares en aguas costeras, apoya la Lista de Observación de la Unión Europea y da más información sobre la presencia de estas sustancias en lagunas semicerradas”, apunta la Dra. Valcárcel, quien concluya que “los niveles de concentración determinados y los riesgos asociados no son preocupantes, sin embargo, se deben realizar estudios más específicos en áreas de alta biodiversidad, que puedan resultar especialmente vulnerables a la contaminación por estas sustancias”.