Estas plantas utilizarán residuos agrícolas y ganaderos de las zonas en las que se instalen, como estiércol y purines, entre otros; y serán 100% sostenibles, ya que utilizarán para su funcionamiento energía eléctrica de origen renovable y aprovecharán el calor generado por el propio biogás.
Javier Antúnez, director de Biocombustibles de Cepsa, ha señalado: “Continuamos apostando por los biocombustibles de segunda generación mediante el desarrollo de plantas de biometano. Se trata de un paso más en la estrategia de Cepsa para descarbonizar sus operaciones y continuar impulsando la transición energética. Mediante la producción de biometano podremos sustituir al gas natural en los procesos industriales y avanzar así en nuestro objetivo de reducir un 55% las emisiones de nuestra actividad, además de contribuir a la producción de hidrógeno verde y ofrecer una nueva alternativa de movilidad sostenible”.
Por su parte, Alberto Rodríguez Gallego, socio de Kira Ventures, ha destacado: “Con este acuerdo, consolidamos nuestra apuesta por el desarrollo de nuevos vectores energéticos renovables, contribuyendo a la descarbonización de la industria. Desde Kira creemos que el biometano va a jugar un papel clave en la transición a una economía neutra en carbono, mejorando la independencia energética de nuestro país y proporcionando una alternativa más eficiente para la gestión de residuos ganaderos y agroalimentarios. España está preparada para aprovechar su potencial en la expansión de esta tecnología y Kira Ventures aspira a jugar un papel relevante en esa transición”.
Este hito se enmarca en el plan estratégico 2030 de Cepsa, ‘Positive Motion’, mediante el que la compañía impulsa la descarbonización de su actividad y la de sus clientes, especialmente mediante la producción de moléculas verdes (biocombustibles e hidrógeno verde). La compañía tiene una ambiciosa hoja de ruta establecida para recortar en 2030 un 55% sus emisiones de CO2 (alcance 1 y 2) respecto a 2019 y aspira a ser neutra en carbono antes de 2050, para lo que será fundamental la utilización de biometano en sus procesos industriales. En cuanto la intensidad de carbono de su energía vendida se reducirá entre un 15 y un 20% en 2030.
El biometano tiene las mismas características que el gas natural, pero permite reducir hasta el 100% las emisiones de CO2. Esta similitud hace que también pueda almacenarse o inyectarse directamente en la actual red de transporte gasista, sin necesidad de desarrollar nuevas infraestructuras. Además de utilizarse como sustituto del gas natural para uso industrial, este gas renovable también puede utilizarse para la producción de hidrógeno verde y como alternativa para la movilidad sostenible.
Este biocombustible de segunda generación (2G) se obtiene a partir del biogás, que a su vez se produce mediante un proceso natural de descomposición (digestión anaerobia) de residuos orgánicos biodegradables agrícolas, ganaderos e industriales. Posteriormente, tras su depuración mediante un proceso tecnológico denominado upgrading, se convierte en biometano.
Las plantas de biometano son una alternativa sostenible al tratamiento de residuos, ya que permiten revalorizarlos para la producción de energía renovable y para la producción de subproductos como abonos o fertilizantes sostenibles que podrían utilizarse en las tierras de cultivo de la zona. Además, las plantas de producción de biometano contribuyen al desarrollo económico sostenible del mundo rural y la España vaciada, impulsando dos sectores clave para la economía española, como el agrícola y el ganadero.