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Expertos del Foro Industria y Energía han valorado la denominación “verde” del gas y la energía nuclear como posible solución de transición para la descarbonización energética. No obstante, el Foro considera que, más allá de los cambios en la ‘Taxonomía Verde’, la prioridad en el momento actual debe ser garantizar el suministro de gas, tanto para la industria como para los hogares, por lo que aboga por un replanteamiento de la política energética a nivel nacional.
En el momento actual, Estados Unidos, Rusia y Argelia son los principales suministradores de gas natural a España: según los datos de junio del Boletín Estadístico de Enagás, las importaciones a Estados Unidos suponen el 29,6% del total, las rusas un 24,4% y las argelinas un 21,6%.
En comparación con el mismo mes del año pasado, destaca el importante incremento porcentual de las importaciones procedentes de Estados Unidos (que representaba solo el 9,1% del total en junio de 2021) y de Rusia (11,2% en 2021) y el fuerte descenso del gas argelino, que suponía el año pasado el 47,7% del total. El motivo de estos cambios se debe principalmente al cierre del gasoducto argelino Magreb Europa en noviembre de 2021 tras las tensiones diplomáticas entre España, Marruecos y Argelia.
“La infraestructura energética actual en España no permite prescindir al cien por cien del gas, ni en la industria ni en los hogares”, explica Nuria G. Rabanal, directora de la Cátedra de Seguridad y Defensa de la Universidad de León y experta en Estrategia Internacional del Foro Industria y Energía. “Por ello, es necesario articular una política energética que garantice el suministro de este recurso y contenga el precio de la energía para evitar que más hogares vulnerables entren en pobreza energética”.
A la problemática de la posible escasez de gas derivada de la guerra de Ucrania y las tensiones con Argelia, se une el importante crecimiento de la inflación, que perjudica tanto a los costes de producción industrial como al poder adquisitivo de los hogares. En la actualidad, la inflación en España se sitúa en el 10,2%, mientras que la media de la eurozona se encuentra en el 8,1%. Teniendo en cuenta que el Banco Central Europeo subirá los tipos de interés el próximo 21 de julio al 0,25%, el FIE considera necesario coordinar medidas económicas y energéticas a corto plazo, así como trazar una estrategia a largo plazo que garantice la seguridad energética.
“No podemos tomar medidas de calado a corto plazo: adaptar la industria y la sociedad a una nueva configuración energética lleva tiempo”, apunta Nuria G. Rabanal. “En el momento actual, solo podemos acometer medidas económicas anticíclicas para paliar las consecuencias económicas de esta crisis energética”, añade.
En cuanto a las posibilidades que se encuentran sobre la mesa, como nacionalizar el sector energético o aplicar nuevos impuestos a las energías, la experta considera que pueden llegar a agravar el problema en vez de resolverlo. “Como ‘mal menor’, el establecimiento temporal de un límite máximo de precio de la energía podría amortiguar la inflación y garantizar el acceso energético de la industria y los hogares”, explica.
En una visión más a largo plazo, el FIE aboga por que se continúe trabajando en la electrificación, tanto de los hogares como de la industria, para reducir su dependencia del gas, garantizar la soberanía energética y dar mayor cabida al resto de fuentes de energía renovables.
La cogeneración ante la nueva taxonomía verde
Una de las tecnologías en las que la inclusión del gas en la Taxonomía Verde puede tener influencia es la cogeneración, es decir, la obtención al mismo tiempo de energía eléctrica y calor para consumo industrial.
Según la patronal europea de cogeneración, COGEN Europe, esta inclusión envía “un mensaje de apoyo de la cogeneración a base de gas, como solución necesaria para la transición energética”, y apunta que “solo los proyectos de cogeneración ejemplares podrán acogerse a los estrictos criterios técnicos impuestos”.