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Los resultados del estudio muestran una clara dicotomía en España: una buena evolución en el reciclado mecánico y un estancamiento en la reducción de los residuos que acaban en los vertederos. De hecho, en el periodo 2012-2016, mientras que en Europa se ha reducido un 20% la cantidad de plásticos enviados al vertedero, en España esa cantidad no sólo no ha disminuido, si no que ha crecido un 4%.
Aunque se cuenta con un amplio margen de mejora, España es el segundo país europeo que más plásticos está reciclando por habitante, con 18 kg por persona al año. La situación contraria se da en cuanto al depósito en vertederos. España es el país europeo que más residuos plásticos desaprovecha enviándolos a los vertederos con 23 kg por persona al año.
En total, la tasa de recuperación de residuos plásticos en 2016 en España ha alcanzado el 54%. Según el desglose de este dato, un 37% corresponde a reciclado mecánico y un 17% al uso de estos residuos para producir energía alternativa. El 46% restante acabó desperdiciándose en los vertederos (más de un millón de toneladas).
No cabe duda de que aprovechar el plástico desperdiciado en los vertederos en el año 2016 supondría un ahorro considerable, ya que su valor, sólo en términos de materias primas plásticas, es del orden de 1.500 millones de euros. A modo de ejemplo, con esta cifra conseguiríamos pagar la factura anual de la luz de casi un millón y medio de hogares españoles o pagar el salario medio de más de 56.000 personas en nuestro país.
Estos datos están recogidos en el informe “Plásticos – Situación en 2017”, elaborado por PlasticsEurope, la asociación europea de fabricantes de materias primas plásticas, y que recoge los datos más actualizados disponibles sobre la recuperación de residuos plásticos post-consumo en España y Europa.
En palabras de Ignacio Marco, Director General de PlasticsEurope en la región ibérica, “a la luz del informe, no podemos considerar el vertedero como una opción de gestión de residuos, ya que es una clara barrera al uso eficiente de nuestros recursos y, además, es una fuente de littering. En España la práctica del vertedero está demasiado extendida. Mientras esta situación no cambie, será sumamente difícil cumplir con la jerarquía de residuos, como establecen las legislaciones europea y española, y fomentar alternativas más sostenibles, generadoras de riqueza, tejido industrial y empleos”.
“Existen alternativas al vertedero como el reciclaje mecánico, el reciclado químico, o el uso de residuos como fuente de energía renovable alternativa, que sí aprovecharían el valor de los plásticos al final de su vida útil, convirtiendo estos residuos en un recurso clave para avanzar hacia una economía más circular”, añade Marco.
Estas alternativas se pueden fomentar de diferentes maneras, pero existen dos que ya han dado sus frutos en otros países de Europa. La primera es incrementar las tasas de entrada a vertedero, de tal forma que compense optar por otras opciones más sostenibles. En el Reino Unido, por ejemplo, el incremento de las tasas ha supuesto que en 4 años (2012 -2016) se haya reducido en un 60% la cantidad de residuos depositada en vertedero.
La segunda, y más efectiva aún, es limitar la entrada a vertedero de residuos reciclables y recuperables. Esto es lo que hizo Alemania en 2005, y dos años más tarde consiguió reducir en un 95% la cantidad de residuos depositada en vertedero.