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En el marco de la presentación de su informe anual del sector fotovoltaico, la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) ha mostrado una comparativa de las subastas energéticas internacionales llevadas a cabo este año, definiendo además su posición respecto a la próxima subasta prevista para otoño en España.
En cuanto a este último punto, UNEF defiende, por una parte, que el criterio de la fijación del precio sea en función del precio por kWh ofertado, para evitar sobre retribuciones, y que se asegure la certeza en la realización de las plantas, para lo que se deben fijar avales, procesos precalificatorios y penalizaciones que eliminen posibles elementos especulativos, pero no impliquen una disminución del grado de competencia.
Además, las cantidades a subastar deberían ser fijadas en función de la energía producida, en lugar de atender a la potencia instalada, para una mayor certidumbre en la consecución de los objetivos establecidos por la Comisión Europea. Se estima que para alcanzar estos objetivos sería necesaria la realización de, al menos, una subasta anual de 3 TWh. Con este respecto, la visibilidad a largo plazo de un programa de subastas es esencial para generar industria local y empleo estable.
Según Jorge Barredo, Presidente de UNEF, “España no va a cumplir con los objetivos europeos de 2020, si no se toman medidas claras y urgentes de fomento al desarrollo de la fotovoltaica y de todas las energías renovables”.
Las recientes experiencias internacionales de las subastas llevadas a cabo en Chile y México, en las que se ha llegado a obtener precios mínimos de 2,31 centavos de $/kWh y de 3,5 centavos de $/kWh respectivamente, han puesto de manifiesto la creciente competitividad del sector fotovoltaico frente a las energías tradicionales. “Ahora es el momento de aprovechar estas experiencias, para que en España también se replique lo que está pasando a nivel internacional” señaló Barredo.
Las barreras económicas y administrativas limitan el desarrollo fotovoltaico en España
Por su parte, el informe anual sigue mostrando un estancamiento del mercado fotovoltaico español, que ha reducido drásticamente su ritmo de instalación, representando una parte aún muy reducida dentro del contexto mundial. En 2015, la potencia fotovoltaica instalada en España fue de 49 MW, frente a los 22 MW registrados año anterior, y acumuló una potencia total de 108.299 MW. De esta potencia instalada el pasado año, 13 MW corresponden a instalaciones aisladas, siendo de bombeo la mayor parte.
Así, frente a la centralidad de países que siguen desarrollando la fotovoltaica, países con los que el mercado español debería compararse por capacidad técnica y relevancia internacional, España destaca como país que ha reducido drásticamente su ritmo de instalación a raíz de las barreras económicas (“impuesto al sol” para energía autoconsumida) y administrativas que limitan el desarrollo de esta modalidad de producción de energía eléctrica.
En consecuencia a la situación de incertidumbre en España, hay que destacar la creciente participación de las empresas españolas a nivel internacional, en países como México, Reino Unido o Sudáfrica.
La fotovoltaica continúa creciendo en el panorama internacional y reduciendo costes
En el marco internacional, el informe señala el incremento de potencia fotovoltaica instalada durante 2015 con 50 GW nuevos, que representa un aumento del 25% con respecto al año anterior y eleva la potencia total acumulada a los 230 GW.
Asimismo, durante el pasado año continuó el desplazamiento del mercado fotovoltaico hacia los países emergentes, sobre todo asiáticos (India, Pakistán, China y Japón).
En cuanto al reparto de potencia instalada, Europa representó en 2015 el 16% de la energía fotovoltaica mundial, posicionándose a la cabeza Reino Unido, Alemania y Francia y destacando la apuesta por la fotovoltaica de países como Turquía y Dinamarca. La cobertura de toda la demanda energética europea fue suplida por fotovoltaica en un 4% y, en el caso concreto de España, la fotovoltaica aportó un 3% a la demanda total del pasado año.
Las líneas de evolución de la energía solar fotovoltaica se basan en la reducción de costes y el aumento de la eficiencia. El almacenamiento representa el desafío más relevante, porque asegurará la mayor penetración de la fotovoltaica en todos los países, una tecnología sostenible energéticamente y que garantiza la producción de energía barata.