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La transición hacia una economía más sostenible se ha convertido en una de las principales prioridades tanto para España como para la Unión Europea.
La transición hacia una economía más sostenible es una de las grandes prioridades tanto en España como en la Unión Europea. A principios de 2025, España lidera el crecimiento económico en Europa y avanza hacia la descarbonización de su economía con una buena tendencia en la creación de empleos relacionados a la transición energética (Fig 1). Mientras tanto, el resto del continente abre el debate sobre la industria, la competitividad y el medioambiente, en un contexto de posible recesión y de la publicación del Clean Industrial Deal.
No obstante, el camino hacia esta transición sigue siendo un desafío complejo. Quedan por resolver numerosos retos, desde las emisiones del transporte hasta la gestión de residuos, pasando por cuestiones como la financiación de la transición o cómo mantener la competitividad de la industria frente China y las economías emergentes. Sin embargo, la pregunta es: ¿cuántos de estos desafíos pueden convertirse en oportunidades para el desarrollo de una industria verde nacional?
La respuesta a esta pregunta se encuentra, en parte, en los planes nacionales de energía y clima (PNIEC) – se trata de documentos actualizados en 2024-25 para cada país europeo y que marcarán la hoja de ruta para las inversiones públicas y privadas en los próximos años. En su trabajo para la Comisión Europea, la consultora internacional Ricardo plc ha revisado los 27 PNIEC y el Plan español, actualizado en 2024 para el periodo 2021-2030, destaca por su nivel de ambición.
Cumplir con las metas de eficiencia y seguridad energética detalladas en el PNIEC requiere inversiones totales que alcanzan los 308.000 millones de euros (M€) para esta década, según estimaciones de MITECO y BC3. Estas inversiones se distribuyen entre energías renovables, ahorro y eficiencia energética, redes y electrificación, a través de la consolidación de la cuota de renovables en la producción de energía y estableciendo metas ambiciosas, como alcanzar los 22.5 GW de capacidad de almacenamiento de energía en 2030 (Fig 2).
Fig 2: Inversión por sector estimada entre 2021-2030. Elaboración de Ricardo plc en base a los datos del PNIEC (2024)
Este mismo plan puede convertirse en una hoja de ruta para guiar la ambición de la industria verde en España. La aportación del sector público a las inversiones requeridas se situaría por debajo del 20% del total, junto con los fondos europeos. Para movilizar la inversión privada, las políticas públicas deberán ofrecer apoyo suficiente a los sectores emergentes que se quieran fomentar en el país. Por ello, es crucial observar las tendencias en los sectores de tecnologías limpias (cleantech) emergentes y garantizar que reciban el apoyo necesario para crecer donde hay ventajas competitivas.
En España, se puede observar el crecimiento de empresas líderes en sectores relacionados con la electrificación, como las baterías, donde Europa presenta un balance comercial muy negativo frente a China. Es el caso de RIC Energy, empresa española activa en el desarrollo de energías renovables y que ha sido adjudicataria de 29 M€ en el PERTE de almacenamiento energético, impulsando seis proyectos de almacenamiento de energía que contribuirán a la estabilidad y eficiencia del sistema eléctrico español; o de la scale-up B5tec de Leganés (Madrid), que con su innovación REDCAP pretende producir baterías orgánicas libre de litio y por lo tanto, estará menos afectada por retos de las cadenas de suministro globales y presentará una huella ambiental menor que las baterías tradicionales.
La inversión de grandes grupos internacionales en estos sectores también se está acelerando. Destacan ejemplos como la colaboración entre el grupo chino CATL y Stellantis en Zaragoza, donde se ha anunciado la apertura de una producción a larga escala de baterías LFP para vehículos eléctricos a partir de 2026. También en Aragón, la joint venture entre productores de camiones europeos Milence está construyendo el primer hub de supercargadores para vehículos pesados eléctricos en España, ubicado en la Plataforma Logística de Zaragoza.
Estos ejemplos demuestran que el concepto de "industria verde" ha dejado de ser una tendencia aislada para convertirse en un pilar fundamental de las políticas económicas y medioambientales tanto a nivel europeo y nacional. La inversión en nuevas tecnologías verdes puede convertirse en un motor clave para el crecimiento de la economía española, generando empleos en la gestión de procesos productivos, además de contribuir al cumplimiento de los objetivos climáticos y de economía circular.
Para canalizar de manera efectiva las energías positivas y seguir dando apoyo a las empresas innovadoras que todavía no han encontrado la manera de sacar adelante sus proyectos, el PNIEC podría convertirse en una verdadera hoja de ruta de la industria verde en España, integrando otros elementos de políticas públicas como la Ley de Industria y Autonomía Estratégica y los PERTEs para avanzar en la reindustrialización sostenible.
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