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Hace 10 años que la Unión Europea comenzó a legislar en materia de economía circular. Sin embargo, el balance de la efectividad de las medidas adoptadas a día de hoy no es positivo: sólo el 11,5% de los materiales utilizados por la industria europea procede del reciclado. Ha llegado la hora de implementar las medidas propuestas por los gestores de residuos y los recicladores para acelerar la transición.
En este 2025 que acabamos de iniciar se cumplirán 10 años desde la puesta en marcha del primer Plan de Acción de Economía Circular, bajo el lema “Cerrar el círculo”, impulsado bajo la presidencia de la Comisión Europea (CE) de Jean Claude Juncker.
En aquel primer atisbo sobre la necesidad de un cambio de modelo económico en la Unión Europea (UE), el plan planteaba una serie de propuestas legislativas sobre residuos para reducir los depósitos en vertederos y aumentar la preparación para su reutilización y reciclado. Además, incluía un anexo con 54 medidas de desarrollo en los ámbitos de la producción, el consumo, la gestión de residuos, el mercado secundario de materias primas, y las acciones sectoriales (plásticos, residuos alimentarios, materias primas críticas, construcción y demolición, y biomasa y bioproductos) junto con el fomento de la I+D+i como elemento transversal clave en el proceso de transición.
Asimismo, el Plan de Acción perseguía contribuir a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.
Con la reelección de Ursula Von der Leyen y su ratificación en el cargo por el Parlamento Europeo el pasado mes de noviembre, la CE lanzó sus orientaciones políticas para el periodo 2024-2029, centradas en trabajar para descarbonizar la economía de la UE y ser parte del cambio continuo hacia un modelo de producción y consumo más sostenible, que conserve el valor de los recursos en nuestra economía durante más tiempo.
Las industrias europeas del reciclaje y la gestión de residuos han sido testigos directos de todo ese trayecto en pos de la ansiada economía circular, primero considerada como una mera hoja de ruta, después como un paradigma y hoy en día como una deseada nueva realidad en la que no existe punto de retorno ni plan B.
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