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¿Realmente es necesario separar los residuos? ¿Sirve para algo? Es algo que mucha gente se pregunta, que se comenta en las conversaciones, y que se usa de excusa para no hacerlo. Total, si luego lo mezclan todo, nos decimos. Es necesaria mucha más información en todos los ámbitos para romper con esta idea.
Yo era uno de esos, de los que se preguntan si realmente sirve de algo el esfuerzo de separar, de tener cinco cubos de basura en casa, de ir hasta el punto limpio, de mirar fijamente el tapón de corcho de la botella de vino dudando si debo tirarlo al cubo de envases o al de orgánico. Yo miraba con detenimiento el camión de la basura cuando hacía cola detrás de él en una calle estrecha intentando adivinar que ocurría en sus tripas. Era un ciudadano, como muchos otros, muy incrédulo.
Y un buen día el destino me trae a este sector, al de los residuos, y pienso que voy a tener que llevar una doble vida, fingiendo un falso ecologismo durante las ocho horas laborales y volviendo a mi agnosticismo el resto del día. Por suerte esta situación duró muy poco tiempo. Pronto empecé a ver lo que los usuarios finales no vemos, lo que hay detrás del telón, todo un entramado de trabajos que nos lleva a conseguir estupendos resultados. Empecé a visitar las plantas de reciclaje con las que trabajamos en ECOLUM, a visitar puntos limpios, a conocer que tipos de transportes se utilizan y vi con mis propios ojos lo que se hace con nuestros residuos.
He estado en plantas muy diferentes, mas mecanizadas o mas manuales, con procesos mas o menos complejos, allí vi la gran utilidad de la física, de cómo las diferentes densidades y colores sirven para separar unos materiales de otros, y el magnetismo, no nos olvidemos de él. Y también pude ver lo que llegaba a ellas y lo que conseguían obtener al final del tratamiento. Vi que la economía circular es una importante realidad, y que los porcentajes de materiales que se recuperan es muy elevado. En poco tiempo pasé del agnosticismo a la ortodoxia, y me convertí en misionera del reciclaje, no ocho sino veinticuatro horas al día.
Esto que os cuento, que puede parecer una broma, es mi realidad de los últimos tres años. Cada día aprendo algo nuevo en este sector, pero quizá la lección más importante que he aprendido es que es fundamental enseñar a todos lo que hacemos en este sector, porque lo hacemos muy bien, y solo mostrándolo podemos disipar las dudas. Si les enseñamos como trabajamos y qué conseguimos, ellos también harán bien su parte del trabajo, separarán sus residuos y facilitarán nuestra labor.
En este sentido estamos trabajando en ECOLUM, sabemos que no podemos llevar a toda la población a visitar una planta de reciclaje, una pena porque estoy convencida que al igual que me pasó a mí, disfrutarían mucho de la experiencia, pero hemos buscado una línea por la que empezar, y son nuestros productores adheridos. A ellos les hemos enseñado como son los procesos de tratamiento, y no sobre cualquier residuo sino sobre un producto de los que ellos están fabricando hoy en día. Les explicamos como se desmonta el residuo cuando llega, como se separan los materiales, y que podemos obtener de cada uno de ellos. Además, les indicamos como pueden ayudarnos a facilitar estos trabajos mediante pequeñas modificaciones en sus diseños, y nos están haciendo caso… ¡¡ Les hemos hecho creyentes!! Pero no solo eso, también les explicamos que no tenemos prisa porque ese producto que hoy ponen en el mercado nos llegue convertido en residuo, que queremos que dure más, y para eso tiene que ser fácil de reparar. Y en esto también nos están haciendo caso. Querido productor, bienvenido a la causa.