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La biocircularidad nos ofrece grandes oportunidades para desfosilizar la economía, cerrar ciclos productivos, reducir la dependencia energética y fortalecer la competitividad de España a través de la reindustrialización de los territorios. Entre las soluciones biocirculares, el desarrollo de los combustibles sostenibles de aviación (SAF) y del biometano tendrán un lugar destacado en el crecimiento del sector en 2025. España tiene una posición estratégica para aprovechar el potencial de la biocircularidad y desde BIOCIRC unimos al conjunto del sector para incrementar los esfuerzos que incrementen su progreso.
Nos enfrentamos al desafío de desfosilizar sectores clave, revitalizar los modelos productivos y aumentar nuestra independencia energética, metas imprescindibles para consolidar una economía sostenible y resiliente. Todo ello, sin comprometer la necesidad de reforzar la competitividad en un contexto europeo, como lo subrayan las recientes conclusiones del informe de Mario Draghi. En este escenario global que demanda soluciones urgentes frente al cambio climático, la biocircularidad nos brinda alternativas para lograr esos objetivos.
La biocircularidad es la economía circular de base biológica, la parte renovable de la economía circular. Si resulta una de las soluciones más prometedoras a nuestro alcance para desfosilizar la economía es porque tiene la capacidad de cerrar ciclos productivos. ¿Cómo lo hace? Aprovechando la materia orgánica generada en actividades agrícolas, ganaderas, de la silvicultura, de las industrias agroalimentarias o de los biorresiduos urbanos para producir bioenergía, biocombustibles, biogases y bioproductos. Este modelo cierra ciclos productivos a la vez que transforma materia prima orgánica o residuos en recursos valiosos.
A través de la biocircularidad se sustituyen moléculas de origen fósil por alternativas renovables, lo que permite la reducción de la dependencia energética exterior y de las materias primas fósiles. Más allá del importante beneficio ambiental, la biocircularidad tiene implicaciones directas en la sostenibilidad económica y social. Se trata de un sector que crea empleo sostenible, dinamiza las zonas rurales, donde se encuentran estas materias primas, e industrializa el territorio.