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¿Qué tienen en común los aerogeneradores, los puentes y el automóvil que conduces? El acero, la columna vertebral de la economía de Europa. Este material es clave para sectores esenciales en la transición verde, como los proyectos de energía limpia y la construcción sostenible.
Sin embargo, la producción de acero es también uno de los procesos industriales más intensivos en carbono, representando un asombroso 8% de las emisiones globales. A medida que Europa avanza hacia su ambicioso objetivo de neutralidad de carbono para 2050, la industria del acero debe adoptar soluciones sostenibles. Pero, contrariamente a lo que se cree, estas soluciones no requieren correcciones costosas y a largo plazo.
El acero verde, o como preferimos llamarlo en EuRIC, el acero circular, supone un punto de inflexión, ya que está listo para el mercado y es eficiente. Utilizar materiales reciclados para la producción de acero es un camino ecológico, económicamente viable y estratégicamente ventajoso hacia la circularidad y la sostenibilidad. La reciclabilidad infinita del acero es su superpoder. Cada tonelada de acero reciclado ahorra 1,5 toneladas de mineral de hierro, 0,5 toneladas de carbón y 1,7 toneladas de CO₂ en comparación con la producción tradicional en horno alto. Multiplica estos ahorros por los millones de toneladas de acero que Europa produce anualmente, y el impacto potencial es extraordinario.
El acero es fundamental para la economía de Europa, apoyando sectores clave para la transición verde. Sin embargo, los métodos tradicionales de producción de acero son intensivos en recursos y emisiones, ya que dependen de los hornos altos alimentados por carbón, que han sido la base de la fabricación de acero durante décadas, contribuyendo significativamente a las emisiones y agotando recursos no renovables.
A su vez, la demanda mundial de acero sigue creciendo, lo que presenta a Europa un doble desafío: encontrar maneras de producir acero de manera más sostenible y mantener su competitividad global. Las tecnologías innovadoras como la fabricación de acero con hidrógeno y la captura de carbono ofrecen promesas, pero siguen siendo costosas y poco escalables. La buena noticia es que Europa ya tiene una solución práctica y rentable a mano: el acero circular.