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En el sector del agua, la seguridad digital es hoy tanto o más importante que la seguridad física de las infraestructuras para garantizar la continuidad, cantidad y calidad de una sustancia que, según la Directiva 2008/114 de la Unión Europea, “es esencial para el mantenimiento de funciones sociales vitales, la salud, la integridad física, la seguridad, y el bienestar de la población”.
“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber”. La cita bíblica del Evangelio según Mateo deja en evidencia el valor, ya en el siglo I de nuestra era, de que haya alguien que se responsabilice de proporcionarnos agua.
Pero, entre el buen samaritano que atiende la necesidad de un peregrino, y la empresa pública que responde de la de más de 6,5 millones de personas, hay 1800 años de historia, década más, década menos.
Computación, digitalización, recogida y procesamiento de datos, son procesos normalizados en todas las empresas, también en las que gestionan un bien finito, globalmente escaso, imprescindible para la vida y fácilmente contaminable como es el agua.
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