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La economía global aún se basa en un modelo lineal, donde toman recursos naturales para producir productos que, luego de ser utilizados, son desechados. Este modelo económico de “extraer, producir, generar residuos” está llegando al límite de su capacidad física. La Economía Circular propone un cambio sistémico radical que apunta al ecodiseño, la simbiosis industrial, la economía de la funcionalidad, reparación, valorización. Este enfoque promueve la innovación y la resiliencia a largo plazo y permite el desarrollo de nuevos modelos de negocio.
David Garcia Nuñez, Presidente de Madrid Capital Mundial de la Construcción, Ingeniería y Arquitectura (MWCC)
Debemos preguntarnos ¿por qué es importante abordar estratégicamente la Economía Circular y descarbonización en las Ciudades? En este artículo vamos a intentar dar respuesta a esta cuestión, con datos y evidencias clara y rotundas.
A pesar de ocupar tan solo 3% de la superficie terrestre, las ciudades concentran más de la mitad de la población y generan cerca de 80% del PIB mundial. En su mayoría, los sistemas productivos urbanos han sido estructurados sobre la base del modelo económico lineal. Este modelo ha conducido a incrementos sin precedentes en el nivel de ingreso de los hogares urbanos, pero impone grandes presiones sobre los entornos naturales y urbanos que lo sustentan. Las ciudades son responsables del consumo de 75% de los recursos naturales, 66% de la energía producida y 54% de los materiales del mundo. Y se espera que para 2050 consuman el 80% de los alimentos disponibles. Adicionalmente, las ciudades son responsables de entre el 50% y el 80% de los gases de efecto invernadero globales y generan la mitad de los residuos sólidos del planeta.
Los desafíos que deben enfrentar las ciudades son de naturaleza económica (competitividad y ocupación), ambiental (contaminación del aire, agua, suelo y residuos) y social (marginación, desigualdad y desintegración del tejido social). Todos temas interconectados que difícilmente puedan abordarse con intervenciones aisladas, por ello es necesario un enfoque sistémico asociado a la visión del modelo de ciudad que se desea alcanzar. Las ciudades tienen mucho que ganar de un enfoque circular, tanto en la provisión de infraestructuras, equipamientos y servicios, como en la facilitación de ecosistemas productivos sostenibles.
La implementación de una visión de economía circular en las grandes urbes puede conllevar enormes beneficios económicos, sociales y ambientales. El proyecto sobre “Economía Circular en Ciudades” desarrollado por la Fundación Ellen MacArthur en asociación con Arup y la Fundación MAVA, sintetiza la visión de una economía circular y sus beneficios de la siguiente manera: Ciudad próspera, en la cual la productividad económica aumente a través de una menor congestión, de eliminar los desechos y menores costes; y donde las nuevas oportunidades de crecimiento y de negocios puedan apoyar el desarrollo de habilidades y a los trabajos; Ciudad habitable, con una mejor calidad de aire y salud urbana, con una reducción en emisiones de carbono y contaminación y con mejores interacciones sociales; Ciudad resiliente, que mantenga los materiales en uso y reduzca las presiones sobre los materiales vírgenes, que trabaje con capacidad de producción local y distribuida y que aproveche la tecnología digital. Estos beneficios pueden obtenerse si se cambia la manera en que los sistemas urbanos se planifican, diseñan y financian y la forma en que se crean, utilizan y reconvierten.
El informe de la Declaración de Ciudades Circulares (CCD), celebra y destaca los grandes pasos que están dando las ciudades, en toda Europa para apoyar la transición hacia una economía circular. Desde la estrategia de economía circular de Maribor y la iniciativa de compostaje comunitario de Budapest, el informe y los perfiles de las ciudades presentan muchas soluciones ejemplares y replicables.