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Aunque existe un compromiso de neutralidad climática fijado, tanto por parte de países como de organizaciones referentes, las emisiones globales de CO2 alcanzaron un máximo histórico en 2022. No en vano, las emisiones de CO2 relacionadas con la energía volvieron a aumentar en 2022 (+2,5 %), a un ritmo más del doble que en el periodo de 2010-2019 (+1 %/año) a pesar de la desaceleración económica mundial.
Recientemente publicábamos el III Informe OBS Business School: “La movilidad eléctrica en España” donde se recogían estos y otros datos relevantes.
Por ejemplo, las emisiones del transporte representan ya una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE, siendo el único sector que ha crecido desde 1990. Dato preocupante al que se suma el hecho de que más del 90% de la población urbana europea ha estado expuesta a concentraciones de partículas finas y óxidos de nitrógeno por encima del valor de referencia de la OMS. Dos de los factores ambientales claves por lo que la movilidad sostenible comienza a ser prioritaria en todas las agendas políticas.
A nivel nacional, la cuota es aún mayor. del mismo informe se obtiene, que según los últimos datos del ministerio, el transporte en España representó el 29,6 % del total de las emisiones en 2021, un incremento del 16% respecto al año anterior, y del 46% respecto al año 1990. Del total del transporte, el transporte por carretera representó el 27,8 % del total, lo que supone un incremento del 15% desde el 2020, pero del 56 % si lo comparamos con los datos de 1990. Y si focalizamos dentro del transporte por carretera el impacto de los turismos, estos supusieron el mayor emisor con un 64% de las emisiones del transporte terrestre, lo que representa un incremento de un 73 % desde 1990. Mientras, los vehículos pesados, vehículos ligeros y motocicletas representaron un 25%, 8% y 2% del total de emisiones del transporte terrestre respectivamente.