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En este estudio se midieron, a lo largo de tres años, las emisiones superficiales de metano en un vertedero de residuos no peligrosos en operación en España. Se demuestra la importancia, para una correcta cuantificación, de las emisiones localizadas (como pozos de extracción abiertos), los hotspots y las fluctuaciones meteorológicas.
Introducción
Las entidades explotadoras de vertederos de residuos deben informar a las administraciones correspondientes sobre las emisiones generadas por sus instalaciones. Además, la entrada en vigor del Real Decreto 646/2020, de 7 de julio, por el que se regula la eliminación de residuos mediante depósito en vertedero [1], aprueba la implantación de tasas de emisión de gases de efecto invernadero. Por ello, la cuantificación de estas emisiones cobra una importancia creciente para el sector.
La degradación de los residuos depositados en vertederos produce biogás, formado mayoritariamente por metano (CH4) (55-60% v/v) y dióxido de carbono (CO2) (40-45% v/v), además de otros gases que traza en pequeñas concentraciones. El CH4 es uno de los gases de efecto invernadero (GEI) más preocupantes. Actualmente las emisiones de biogás procedentes de vertederos son la tercera mayor fuente de emisión de CH4 antropogénico global [2]. La cantidad de GEI producidos en un vertedero es un indicador clave a la hora de la elección de un sistema de gestión de los residuos municipales [3].