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La acumulación de basura en la naturaleza es alarmante. Este problema, la basuraleza, tiene un claro impacto negativo en la conservación de los entornos naturales y se requieren estudios para cuantificar y analizar el alcance de sus afecciones ambientales y sanitarias. Una de las afectadas por esta problemática es la Posidonia mediterránea, cuyo núcleo principal se encuentra en las Islas Baleares. La posidonia (Posidonia oceanica) es una fanerógama marina endémica del mar Mediterráneo, fundamental para el correcto funcionamiento del ecosistema marino.
Sus funciones ecológicas son diversas: es un hábitat crucial que proporciona refugio a muchas especies marinas, retiene las partículas en suspensión, forma una barrera natural que protege la costa de tormentas y corrientes, produce grandes cantidades de oxígeno (es considerada “el pulmón” del Mediterráneo) y captura CO2. Las praderas de posidonia generan arrecifes sumergidos y protegen las costas de la erosión, ayudando a luchar contra el cambio climático. Estas son algunas razones por las cuales la posidonia está protegida tanto a nivel nacional como internacional, conformando un hábitat catalogado como de interés prioritario por la Directiva Hábitats (Directiva 92/43/CEE).
A pesar de ser un hábitat y una especie protegida, se ha observado que en estos últimos años las praderas de posidonia sufren una regresión generalizada. Estas praderas submarinas son muy sensibles a las perturbaciones que el hombre ha ocasionado en el Mediterráneo en las últimas décadas. Las amenazas de la posidonia incluyen: la acción mecánica de un ancla, las obras portuarias o la contaminación por aguas residuales; un daño instantáneo que necesita hasta cuatro siglos para recuperarse. Esta regresión está bien documentada, siendo provocada por distintas actividades antrópicas. Las principales causas de desaparición de las praderas de posidonia son la pérdida de la calidad del agua, la contaminación, las especies invasoras, el dragado de arena para regenerar playas, la construcción de infraestructuras, las prácticas de pesca inadecuadas y el fondeo de embarcaciones. Todas ellas son causas de regresión e, incluso, desaparición de la posidonia y pueden observarse a lo largo de la costa mediterránea.