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En septiembre de 2020, la Comisión Europea propuso elevar de un 40% al 55% el objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 en comparación con los niveles de 1990. Entre las medidas que la Comisión considera necesarias para lograrlo, se incluye el aumento de la eficiencia energética y el impulso a las energías renovables.
La descarbonización es un proceso complejo, que, tal como señalan las autoridades europeas, requiere de la combinación de energías eficientes y renovables, porque la eficiencia es también sostenibilidad. La necesidad de garantizar el suministro eléctrico hace que las energías renovables, dependientes de las condiciones climáticas, necesiten ser apoyadas por otras tecnologías que sean gestionables, es decir, cuya cantidad de energía producida pueda regularse según las necesidades del momento.
En este escenario, determinadas fuentes de energía limpia desempeñan una importantísima función. Es el caso de la cogeneración, que, según el último informe elaborado por la CHP Alliance (Asociación Norteamericana de Cogeneración), puede jugar un papel muy importante en la descarbonización del sector eléctrico, industrial y de la vivienda.