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Cuando se trabaja en condiciones muy difíciles, o los productos son muy complicados de tratar, como aguas y lodos residuales, incluso los intercambiadores de calor mejor diseñados son susceptibles al ensuciamiento. Comprender los diferentes tipos de incrustaciones y sus causas ayudará a los ingenieros y operadores a elegir el tipo de intercambiador que mejor se adapta a su proceso y mantenerlo funcionando en condiciones óptimas.
El impacto que provoca la suciedad en los intercambiadores de calor se conoce desde 1910, cuando se realizó la primera investigación acerca del problema. Desde entonces, ha habido muchos desarrollos, desde soluciones patentadas hasta buenas prácticas estándar, como mantener los caudales y controlar las temperaturas.
Un intercambiador de calor bien diseñado tendrá en cuenta el "factor de ensuciamiento (o incrustación)" estándar para el producto que debe tratar, en la etapa de especificación, asegurando que se produzca un intercambio térmico suficiente cuando se experimentan niveles normales de suciedad en el proceso.