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Sin lugar a dudas, el 2020 ha traído consigo el mayor reto que podíamos imaginar desde el sector de la sanidad ambiental; hacer frente a una pandemia con un muy elevado grado de contagio, fundamentalmente a través del contacto con superficies infectadas y del aire contaminado en espacios cerrados.
Esta crisis sanitaria nos ha obligado, como asociación nacional que representa a las empresas de la sanidad ambiental, a estar al pie del cañón. Una contingencia que nos ha pillado a todos por sorpresa, frente a la cual ha habido que dar una respuesta rápida, contundente, coherente y responsable. El papel tan vital que ha jugado la sanidad ambiental ha quedado patente desde el momento en el que entró a ser considerado como servicio esencial a prestar a lo largo de todo el estado de alarma.
La acción de la desinfección de espacios ha sido fundamental para impedir el incremento de los contagios durante los momentos más críticos de la pandemia. Hemos estado en primera línea en centros sanitarios, transportes, supermercados, farmacias, fábricas, centros de trabajo, domicilios particulares, comunidades de vecinos, y un largo etcétera, garantizando en todo lo posible la seguridad y la salud de las personas.