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El sector de la construcción consume, de forma global, el 40% de los recursos a nivel mundial y genera el 40% de los residuos y el 33% de las emisiones de CO2. Por otro lado, durante la etapa de uso, las viviendas representan uno de los sumideros de recursos más importantes de la sociedad, generando aproximadamente el 32% del gasto energético mundial, así como un tercio del consumo de agua. Este sector también es responsable de la generación de, aproximadamente, un tercio de todos los desechos producidos. Es por ello que, a la hora de considerar la implantación de políticas de economía circular en ciudades y plantear un metabolismo urbano no lineal, los edificios deben estar en el centro del foco de atención.
La economía circular propone una alternativa a la economía lineal actual al desacoplar el crecimiento económico del consumo de recursos. La filosofía de la economía circular se puede resumir en los siguientes tres principios [1]: (1) preservar y mejorar el capital natural mediante el control de las existencias finitas y el equilibrio de los flujos de recursos renovables; (2) optimizar el rendimiento de los recursos haciendo productos, componentes y materiales circulares, convirtiéndolos en útiles y valiosos en todo momento, tanto en ciclos técnicos como biológicos, y (3) fomentar la efectividad del sistema al revelar y diseñar externalidades negativas. Debido a sus altos impactos, la transición a un entorno de vivienda circular es fundamental para lograr una sociedad de recursos eficiente y sostenible.
Se ha demostrado que un mundo sostenible no significa una caída en la calidad de vida de los consumidores, y puede lograrse sin pérdida de ingresos o costes adicionales para los fabricantes. Los modelos de negocio circulares pueden ser tan rentables como los modelos lineales, lo que nos permitirá seguir disfrutando de productos y servicios similares. Para lograr modelos que sean sostenibles desde el punto de vista económico y medioambiental, la economía circular se centra en áreas como el diseño, los sistemas como un todo, la extensión de la vida del producto y el reciclaje [2].