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El presidente de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER), Ion Olaeta, es una persona con más de 30 años de experiencia en el sector. Para Olaeta, el hecho de que en España no abunden los recursos minerales, hace de "la industria del reciclaje la principal mina del país. FER se encarga de que la industria del automóvil, la naviera, la aeronáutica o la de las telecomunicaciones cuenten con materiales para poder fabricar sus productos". Olaeta explica que nuestro país está "a la cabeza" del reciclaje en Europa. Seguro que tiene que ver con el hecho de que, en su opinión, "el reciclaje forma parte de nuestro ADN".
¿Puede explicarnos brevemente en qué consiste el trabajo de FER?
La Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER) es la organización patronal que representa en España a las industrias recicladores de bienes fuera de uso. En un mundo cambiante y de legislación en evolución el papel de FER es tratar de anticiparse a los cambios de tal manera que nuestro sector pueda devenir en impulsor de dichos avances y no tanto en sufridor de algunos cambios que, con poco acierto, pudiesen acontecer.
La lista de las funciones que FER lleva a cabo para sus asociados y para el sector en general es amplísima, desde la representación del sector antes Ministerios, Comunidades Autónomas o entidades internacionales, hasta la defensa de los intereses del sector ante las nuevas legislaciones, pasando por la negociación del Convenio Colectivo, el asesoramiento continuo de los asociados, o incluso la defensa legal de los mismos llegado el caso.
Vivimos en un mundo cada vez más complejo y cambiante y resulta imprescindible contar con un punto de apoyo que esté ahí cuando uno lo necesita. Ese punto de apoyo sin duda lo constituye FER.
¿Cuáles son sus áreas de actividad principales? ¿Qué trabajo desarrollan desde cada uno de los Grupos de Trabajo?
FER enfoca su trabajo en aquellos campos en los que es necesario. Así, los grupos que han estado más activos en los últimos 20 años han sido los relativos a la forma en que se aplica la Responsabilidad Ampliada de los Productores (RAP) de bienes fuera de uso. De esta forma, el Grupo de Fragmentadores actúa principalmente sobre lo tocante al reciclaje de Vehículos Fuera de Uso impulsando proyectos que permitan cumplir con los objetivos que va marcando la legislación, llevando a cabo estudios y representando al sector ante la entidad Sigrauto que integra a Fabricantes y Recicladores de vehículos.
Otro grupo muy activo en los últimos tiempos ha sido el de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) que trata de defender el papel fundamental e insustituible que nuestras industrias cumplen a la hora de reciclar y gestionar correctamente este tipo de aparatos cuando llega el fin de su vida útil. Las modificaciones legislativas unida a la dispar aplicación de dichas normas a lo largo del territorio nacional han hecho necesario este grupo de manera que hubiese una voz clara que pudiese hablar por los que finalmente se han de encargar de reciclar y gestionar los RAEE.
Por poner otro tercer ejemplo, el grupo de Neumáticos Fuera de Uso (NFU), en representación de los gestores de este tipo de material, también ha estado muy activo. Se han elaborado guías para la utilización del polvo de neumático en carreteras, se ha promovido y apoyado el reciclaje de este tipo de residuos frente a otras opciones y, sobre todo, se ha luchado porque impere la libertad de mercado y la igualdad de oportunidades como base para la gestión de los NFUs.
En FER hay más grupos de trabajo y foros de diálogo, pero he querido simplemente destacar estos tres. Nuestra filosofía es que cuando hay un asunto importante para nuestros asociados, la FER ha de estar ahí creando los cauces y bases para que se pueda trabajar y actuar en dicho campo.
¿Qué tipo de empresas forman parte de FER?
FER cuenta con más de 250 empresas recicladoras como socios directos, llegando a casi 400 a través de las asociaciones regionales y sectoriales que se integran también en FER.
El ámbito de FER está en torno al reciclaje y en general la gestión de residuos. Las empresas que, por lo tanto, están integradas en FER son aquellas cuya actividad tiene como elemento común los residuos como materia prima. Hay empresas de muchos tamaños, desde pequeñas empresas familiares de una docena de trabajadores, hasta grandes empresas con más de 600.
El tipo de material gestionado también varía, desde los residuos metálicos, el caucho, los plásticos y la madera hasta el papel y el cartón u otros muchos residuos que pueden ser convertidos en materias primas para nuevos procesos productivos.
¿Qué beneficios produce la industria del reciclaje a la economía del país?
En un país como España en el que no abundan los recursos minerales, la industria del reciclaje se constituye como la principal mina de este país. Somos los encargados de que la industria del automóvil, la naviera, la aeronáutica o la de las telecomunicaciones cuenten con materiales para poder fabricar sus productos.
Si bien muchas veces no se hace excesiva gala de ello, lo cierto es que el reciclaje forma parte de nuestro ADN en mayor proporción de lo que muchas veces pensamos. Así, el 85% del acero que se produce en España (y somos uno de los mayores productores de acero de Europa) se hace con chatarra férrica. El 55% del cobre o el 60% de los productos de aluminio se fabrican también con material reciclado. En el caso del plomo llegamos incluso a rozar la perfección pues hace ya 25 años que cerró la última mina de plomo, y desde entonces, el 100% de la producción de productos que incluyen este metal, tales como baterías de automoción, industria del armamento o aplicaciones cerámicas o del vidrio lo hacen con plomo reciclado. Pero, aunque muchas veces no nos lo digan, también gran parte del plástico o el papel y el cartón tienen su origen en el reciclaje. Y no nos olvidemos de la madera que, convertida en serrín, conforma gran parte del mobiliario de nuestros hogares y oficinas.
Si miramos a nuestro alrededor todo lo que vemos en un porcentaje mayoritario está producido con materiales reciclados que provee nuestro sector. Dicho de otra forma, le economía española nos necesita tanto como nosotros la necesitamos a ella.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta el sector de reciclaje en España?
Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos es el del reconocimiento de nuestra labor ya que como muchas veces no dependemos de impuestos o tasas que se cobran a los ciudadanos no podemos hacer campañas publicitarias con lo que la sociedad ignora nuestra existencia. Nuestra actividad es llevada a cabo mayoritariamente a través de la iniciativa privada que financia su labor en el valor residual de los propios materiales que gestionamos y reciclamos.
Y otro de los principales retos a alcanzar es la erradicación de la competencia desleal que los operadores ilegales llevan a cabo. Cuando hablo de “operadores ilegales” me estoy refiriendo a individuos o mafias organizadas que sin autorización alguna ni pagar impuestos se dedican a comerciar (cuando no robar) con materiales de reciclaje perjudicando tanto al medio ambiente como al propio sector del reciclaje que ve como esos materiales no llegan a sus instalaciones. Es crucial que las autoridades tomen verdadera consciencia de este reto para que actúen en consecuencia.
Otros retos como la modernización continua, la inversión en nuevas tecnologías de reciclaje o la adaptación a las sucesivas legislaciones medioambientales es algo que tenemos desde hace ya tiempo asumido.
Se habla mucho en el sector de economía circular. ¿Imaginamos que es el objetivo último de los sectores y empresas que representan?
Nuestro sector obviamente no se encuentra al margen de la nueva filosofía de Economía Circular que impera en toda Europa. En realidad nosotros somos la parte de la cadena más preparada para afrontar esta nueva realidad ya que desde hace décadas nos hemos dedicado a lograr actuar con lo que la sociedad desechaba convirtiéndolo en nuevas materias primas.
El cambio ahora está, sobre todo, en que el resto de agentes del ciclo de vida de los productos están descubriendo que si se quiere realmente lograr ese ciclo infinito de los recursos a través de la economía circular, hace falta que ellos también se preocupen por ello. Así, el diseño de los nuevos productos habrá de tener en cuenta que los mismos puedan ser fácilmente integrados en un sistema de “supraciclado” (el “supraciclado” mejora en cada ciclo la calidad del material frente al simple reciclado). Habrán además de tener en cuenta que no contengan materiales peligrosos o de difícil separación. Y deberán procurar que dichos productos puedan ser incluso reparados y reutilizados antes de llegar a su fase de reciclado. A la hora de fabricar los productos habrán de priorizar aún más el que las materias primas que se utilicen sean recicladas y procedan de nuestro sector. El usuario deberá colaborar asegurándose de que una vez que decide desprenderse del bien fuera de uso lo hace de la manera y en el lugar correcto que permita que se introduzca en el ciclo del reciclaje de forma correcta.
Y finalmente, obviamente, nosotros deberemos hacer nuestra labor. Pero si el resto hace la suya, le aseguro que lo haremos con éxito.
¿Cuál es la situación de la industria española de reciclaje en relación a Europa?
España es sin duda uno de los países que encabeza el reciclaje en Europa. Siempre tendemos a pensar que lo de fuera es mejor. Es una tradición muy española. Pero en este caso son muchas veces los países europeos los que vienen a consultarnos cómo acometer una determinada gestión.
Así, en campos, por ejemplo, como el del Reciclaje de Vehículos somos sin duda el modelo a seguir, pues con porcentajes de reciclaje y valorización similares a los de los países en cabeza, hemos demostrado ser mucho más eficientes económicamente y mucho más integradores.
Otro ejemplo en el que estamos también en muy buena posición es en la industria de reciclaje de acero, donde seguimos estando entre los países que más chatarra de este material recicla.
En algunas ocasiones, como, por ejemplo, en el modelo de gestión y prevención del problema de las potenciales fuentes radiactivas huérfanas que aparecen en los flujos de chatarra, el modelo español del Protocolo de Vigilancia Radiológica está siendo imitado por muchos países de todo el mundo y está siendo el ejemplo que pone la propia Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Sin duda, hay otros campos en los que tenemos que aprender de nuestros vecinos, pero todo se andará.
Las normativas que emanan de Europa serán muy taxativas en la cifra de reciclaje. En 2030, la UE exigirá el reciclado del 70% de los residuos urbanos y el 80% de los residuos de envases. ¿Estamos preparados para estos retos de futuro?
Nosotros como sector sí estaremos preparados. Somos un sector que sabe reciclar y que estamos dispuestos a reciclar lo que nos llegue. Ahora bien, la pregunta deberíamos hacérsela al conjunto de la economía y la sociedad españolas. Quedan aún 15 años pero mi experiencia es que el tiempo pasa mucho más rápido de lo que puede parecer. Así, por ejemplo, un coche fabricado hoy será el que debamos reciclar en 2030 con lo que si pretendemos que en ese momento cumplamos con unos determinados compromisos u objetivos será importante que los tengamos hoy en cuenta en su diseño.
En cuanto a los residuos urbanos hará falta sin duda un mayor compromiso de los ayuntamientos y, sobre todo, de los ciudadanos, que deben ver esos residuos como suyos, porque en definitiva así es. La colaboración e implicación en la separación temprana de los residuos, en la adquisición prioritaria de productos reciclables y en el encauzamiento a través de las vías correctas es algo que sólo puede hacer cada ciudadano y son esas acciones sin duda la piedra de toque que permitirán que se puedan alcanzar los objetivos.
Y en lo que respecta a los residuos de envases es importante que logremos avanzar en la calidad de los envases que se reciclan. Actualmente los materiales que llegan a nuestras plantas provenientes de las plantas de selección de envases cuentan con un gran porcentaje de “impropios” (material que no son envases) que perjudica en gran medida la reciclabilidad y la calidad del material obtenido. Es fundamental que se seleccione más finamente buscando que las partes rechazadas por no poder ser reciclables sean las mínimas. Eso supondrá que deberemos dar un paso adelante en el sistema del contenedor amarillo y que probablemente no baste con tener únicamente el sistema actual.
Pero respondiendo por tanto a su pregunta: ¿estamos preparados? Sin duda sí, si queremos lo estaremos.
Por último, ¿cree que la sociedad está suficientemente concienciada sobre la importancia del reciclaje?
La sociedad por desgracia está desigualmente concienciada. Curiosamente los más concienciados son las generaciones más jóvenes y las más mayores. Los primeros porque en los colegios les han educado para reciclar y para separar y son conscientes de la importancia de esta labor. Los segundos, nuestros mayores, tal vez porque les tocó vivir una época en que la abundancia no era lo que imperaba y aprendieron a que recuperar todo lo que se producía era una necesidad.
Entre ambos colectivos contamos con una gran cantidad de población con grados de concienciación muy diversos, pero lo general es que hay una intención de hacerlo bien pero siempre que ello no suponga esfuerzo alguno. El reto sin duda está en lograr lo que otras sociedades europeas ya lograron y es conseguir que los ciudadanos comprendan la importancia de su labor para que las cosas se puedan reciclar. Han de ser conscientes que nadie les obligó a comprar la televisión de su salón ni a utilizarla. Que es algo que ellos hicieron porque querían y probablemente disfrutaron de ella hasta que dicha televisión se rompió definitivamente. Hasta ese momento nadie duda de su propiedad y responsabilidad en ese objeto. Pero curiosamente cuando se convierte en un residuo son muchos los que se lavan las manos y ya no quieren saber nada. Lo cierto es que un pequeño último esfuerzo llevando a cabo un acto como el de llevarlo al punto limpio o a la tienda donde compre el nuevo televisor para que se recicle, no es pedir tanto.
Como se decía en términos académicos escolares, la población española en estos términos “progresa adecuadamente” pero aún “necesita mejorar”.