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Fortalecer la competitividad industrial europea es vital para recuperarse de la crisis. No obstante, la UE también se ha comprometido a poner en práctica la sostenibilidad. ¿Cómo alcanza el derecho el equilibrio entre permitir a las empresas industriales lograr una rentabilidad y obligarles a incorporar de manera efectiva la eficiencia energética?
“Eficiencia energética” designa “la relación entre la producción de un rendimiento, servicio, bien o energía, y el gasto de energía” [1]. Este artículo trata de novedades jurídicas destinadas a mejorar la eficiencia energética de los edificios industriales o unidades de edificios entendidos como “construcción techada con paredes en la que se emplea energía para acondicionar el ambiente interior” o partes, plantas o apartamentos dentro de un edificio, diseñados o modificados para su utilización independiente [2]. No incluye otros tipos de instalaciones industriales. Las piezas clave de la legislación son la Directiva sobre eficiencia energética de los edificios (EEE) y la Directiva sobre eficiencia energética (DEE) adoptadas, respectivamente, en 2010 y 2012 por el Parlamento Europeo y el Consejo en respuesta a la necesidad de disminuir la dependencia energética de la Unión y las emisiones de gases de efecto invernadero, incrementar el uso de energía procedente de fuentes renovables, y reducir el gasto energético.