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Ramón Altadill, director comercial de Electrorecycling, explica en esta entrevista la evolución de la compañía y sus principales objetivos. En su opinión, aún estamos lejos de alinearnos con lo que sucede en otros países de nuestro entorno en materia de residuos. "La regulación es correcta, pero no su implantación resulta más compleja", afirma.
¿Podría describirnos la evolución de Electrorecycling y por qué decidieron unir sus fuerzas las tres compañías que dieron forma a la misma? ¿Qué parte del mercado del RAEE intentan cubrir?
Electrorecycling S.A. nace en 2001 fruto de un concurso público de la agencia de residuos de Cataluña que buscaba la mejor propuesta para valorizar los residuos electricos y electrónicos de los puntos verdes de Cataluña, inicialmente se estableció que el coste asociado a la correcta gestión de estos residuos se haría cargo la propia Agencia durante cinco años o entrada en vigor de la Directiva Europea que hacía responsables a los fabricantes, lo que se formalizó en 2007, con efecto retroactivo en abril de 2005, entrada en vigor de la directiva. Su implantación siguió un ritmo ascendente hasta 2010, donde se recogieron unas 15.000 Tn de RAEE’s (residuos de aparatos electricos y electrónicos). Desde entonces y como consecuencia de la crisis que en nuestro sector apareció más tarde por la implantación de la TDT en 2010, la caida ha sido continuada y en 2013 terminamos con 9,3 Tn., de RAEE’s recogidos, gran parte de la pérdida por la bajada en la recogida de los puntos verdes. El hecho de unir fuerzas por parte de dos de los grandes de los residuos del pais (FCC y Urbaser) y de uno de los especialistas en reciclaje electrónico con más de ochenta años de experiencia (Indumetal Recycling), fue clave para conseguir penetración y conocimientos.
Con esta propuesta se intentó dar salida a los Raee’s más desfavorecidos y que no tenían un tratamiento correcto, y algunos de ellos catalogados de peligrosos, sobre todo dentro del sector de la línea marrón (audio, video, y televisión), como la linea gris (informática y ofimática), asi como juguetes y demás equipos que precisan corriente o baterias para funcionar, dentro de Cataluña y Baleares.
¿Su presencia es a nivel nacional? ¿Qué plantas disponen y con qué capacidad de reciclado cuentan?
Como ya hemos apuntado nuestra cobertura es para Cataluña y Baleares, con presencia de nuestros socios en plantas de Sevilla, Madrid y Pais Vasco. Por nuestra parte, el objetivo inicial era cubrir 15000 Tn, pero podemos asegurar que podriamos tratar el doble, trabajando con más turnos.
A nivel legislativo, ¿está nuestro país suficientemente regulado al respecto? ¿Se cumple de forma efectiva dicha regulación?
La regulación es correcta, pero la implantación es más compleja y hace que estemos a mitad del camino mínimo que nos pidió Europa, que era recoger 4 kilogramos por habitante y año como mínimo. Ahora no llegamos a los tres, con países muy por encima -en torno a los 13/14 kilos- y únicamente por delante de Rumanía.
¿Ha supuesto algún cambio decisivo la aplicación de la Directiva 2012/19/UE de 4 de julio de 2012?
Estamos en ello, y en su trasposición, pero está llevando más discusiones de las previstas inicialmente. Las dificultades de la crisis general, y las del sector en particular, la hacen difícil de implantar, recientemente se ha editado un borrador, que me temo no vaya a ser definitivo.
¿Qué porcentaje del reciclado que realizan procede directamente de las empresas suministradoras de estos aparatos y cuánto de los puntos limpios? ¿Funcionan estos últimos?
Un 20% viene directamente de las empresas productoras, un 55% de los puntos verdes y un 25% lo vamos a buscar nosotros de la industria en general.
Los puntos limpios, que en Cataluña son más de 370, han bajado su rendimiento casi en un 50%. En muchos de ellos incluso no se recogen, porque bien los roban a diario, bien les dan otras salidas que la pactada con los entes locales. En muchos casos, hasta en un 90% dado su bajo rendimiento, aparecen a escasos metros del punto verde, vertidos y vandalizados, para sacar lo que se pueda vender. Antes esto no sucedía, pero hoy día, con la crisis, son objeto de apropiación indebida y usos inadecuados.
¿Han manifestado en numerosas ocasiones su preocupación por el reciclaje que se realiza de forma “alternativa”. ¿Tanto afecta a su sector?
Un 75% del reciclaje sigue caminos no declarados, y por tanto no queda anotado para el objetivo de reciclaje de los productores, aunque eso no quiere decir que no haya sido tratados correctamente. Pero las compañías que declaramos todo lo que recogemos perdemos el control de ese 75%, que a su vez en más del 80% no es tratado correctamente, y perjudica a todas las empresas que han hecho el esfuerzo de invertir en una maquinaria tecnológicamente preparada para que la valorización sea lo más elevada posible.
¿Qué le falta al consumidor para lograr una concienciación mayor sobre el reciclado de aparatos eléctricos y electrónicos? ¿En qué país o países deberíamos mirarnos? ¿Qué papel tiene que cubrir la Administración y cuál las firmas productoras?
Conocer que se hace con ellos, confiar que el uso es positivo para la comunidad, poner puntos de recogida próximos al consumidor, hay que ponérselo fácil, acondicionar recogidas en centros comerciales, proteger los puntos limpios, cuidarlos como una propiedad pública inviolable, que es lo que es.
Los paises nórdicos se toman más en serio esta responsabilidad. Los equipos depositados en el suelo toman el camino oficial en Dinamarca, Suecia, Finlandia, o Suiza. En España estamos en el penúltimo lugar sólo por delante de Rumanía. Nuestros resultados son de 2,9 Kg./hab./año cuando el objetivo mínimo es de 4 kg./hab./año. En los paises más avanzados rondan los 12 kg./hab./año.
La Administración debería sentirse fuerte y respaldada para actuar con contundencia, para sancionar a quien vulnere lo dispuesto por la directiva, y hacer ver a todos los implicados que fijar un objetivo de mínimos como objetivo final es sinónimo de no conseguirlo jamás. Hay que conseguir que se protejan los puntos limpios como instalaciones de culto y que, por ser de todos, deben ser inviolables. A los productores hay que decirles que no lo tomen como una directiva de obligado cumplimiento, sino que su correcta implantación ayude a mejorar la imagen de la firma, preocupándose de sus equipos del inicio hasta el final, facilitando a los distribuidores e instaladores esa logistica inversa que sin la colaboración de ellos no es posible. Si facilitar significa compensar, hay que estudiarlo. Los recicladores estamos abiertos a todo cuando el planteamiento es factible, creemos que se necesita la colaboración de todos.
La UE establece para 2019 unos porcentajes de reciclado de los RAEE generados en el país del 85%, y del 65% para los introducidos en el mercado. ¿Considera que llegaremos a esas cifras? ¿En qué porcentajes nos movemos ahora?
Son objetivos ambiciosos y que sin duda dependerán de la familia de equipos y de su esperanza de vida. Hoy en día estamos muy por debajo en algunas familias, incluso por debajo del 10%. Recientemente hacíamos una reflexión al respecto con uno de ellos, y fijamos un 10% para este año, ahora está en el 1% y llegar al 10% se antoja complicado.
En promedio, si llegamos al 25% podemos estar contentos. Lamentablemente hemos de sensibilizarnos todos para recoger el máximo posible, y entender que algo nos va a costar, pero en algo nos va a beneficiar: optimizar nuestros recursos, recuperar al máximo nuestros subproductos, minimizar el uso de vertederos, ya sean oficiales o improvisados, no son beneficios intangibles. También cuidar nuestros bosques, y porque no decirlo las inversiones en plantas preparadas, y que el consumidor al depositar sus equipos obsoletos y fuera de uso, tenga la sensación de que todo va a ser tratado de la mejor manera posible para provecho de todos. Este debería ser el objetivo prioritario.